En este IV
Domingo, pongo a tu alcance la reflexión de L. Pagola, tal vez pueda ser una
ayuda más para prepararnos para la
Pascua y seguir creciendo en conversión, en este tiempo de la Cuaresma. Deseo
que el encuentro con Jesús traiga la luz a tantas situaciones actuales para que
sigamos proclamando su Presencia Salvadora entre nosotros…
…Es ciego de nacimiento. Ni él ni sus padres tienen culpa alguna, pero
su destino quedará marcado para siempre. La gente lo mira como un pecador
castigado por Dios. Los discípulos de Jesús le preguntan si el pecado es del
ciego o de sus padres.
Jesús lo mira
de manera diferente. Desde que lo ha visto, solo piensa en rescatarlo de
aquella vida desgraciada de mendigo, despreciado por todos como pecador. Él se
siente llamado por Dios a defender, acoger y curar precisamente a los que viven
excluidos y humillados.
Después de una
curación trabajosa en la que también él ha tenido que colaborar con Jesús, el
ciego descubre por vez primera la luz. El encuentro con Jesús ha cambiado su
vida. Por fin podrá disfrutar de una vida digna, sin temor a avergonzarse ante
nadie.
Se equivoca.
Los dirigentes religiosos se sienten obligados a controlar la pureza de la
religión. Ellos saben quién no es pecador y quién está en pecado. Ellos
decidirán si
puede ser aceptado en la comunidad religiosa. El mendigo curado confiesa abiertamente que ha sido Jesús quien se le ha acercado y lo ha curado, pero los fariseos lo rechazan irritados: “Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador”. El hombre insiste en defender a Jesús: es un profeta, viene de Dios. Los fariseos no lo pueden aguantar: “Empecatado naciste de pies a cabeza y, ¿tú nos vas a dar lecciones a nosotros?”.
puede ser aceptado en la comunidad religiosa. El mendigo curado confiesa abiertamente que ha sido Jesús quien se le ha acercado y lo ha curado, pero los fariseos lo rechazan irritados: “Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador”. El hombre insiste en defender a Jesús: es un profeta, viene de Dios. Los fariseos no lo pueden aguantar: “Empecatado naciste de pies a cabeza y, ¿tú nos vas a dar lecciones a nosotros?”.
El evangelista
dice que, “cuando
Jesús oyó que lo habían expulsado, fue a encontrarse con él”. El diálogo es breve. Cuando Jesús le
pregunta si cree en el Mesías, el expulsado dice: “Y, ¿quién es, Señor, para que crea en
él?”.
Jesús le responde conmovido: No esta lejos de ti. “Lo estás viendo; el que te está
hablando, ese es”. El mendigo le dice: “Creo, Señor”.
Así es Jesús.
Él viene siempre al encuentro de aquellos que no son acogidos oficialmente por
la religión. No abandona a quienes lo buscan y lo aman aunque sean excluidos de
las comunidades e instituciones religiosas. Los que no tienen sitio en nuestras
iglesias tienen un lugar privilegiado en su corazón.
¿Quien llevará
hoy este mensaje de Jesús hasta esos colectivos que, en cualquier momento,
escuchan condenas públicas injustas de dirigentes religiosos ciegos; que se
acercan a las celebraciones cristianas con temor a ser reconocidos; que no
pueden comulgar con paz en nuestras eucaristías; que se ven obligados a vivir
su fe en Jesús en el silencio de su corazón, casi de manera secreta y
clandestina? Amigos y amigas desconocidos, no lo olvides: Jesús te está
acogiendo, Él nunca te rechaza…
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